miércoles, 16 de febrero de 2011

Voces Postergadas

Hay palabras que se escriben y se tiran a la basura.
Palabras que no se dicen, que quedan atragantadas.
Palabras que por años rebotan en nuestro cuerpo buscando un lugar para salir...

Muchas veces nos reprachamos porque no decimos las cosas a tiempo. Porque no encontramos el lugar, el momento.
Imaginá que esa persona puede estar leyendo...
Te proponemos que nos acerques esas palabras, puede ser un parrafo, una carta, un deseo, un secreto. Compartilo con nosotras y con todas las mujeres que participan desde la lectura de este proyecto.
Mandalo a neuroticaverborragica@hotmail.com

Carta a Federico

Seguramente si nos cruzáramos en la calle no me reconocerías, pero podría ser por el paso de los años. Aunque si yo te dijera quien soy, no te acordarías de mí. Y es que no tuvimos una amistad que nos uniera, o un noviazgo que recordar. Solo un encuentro casual en un boliche cuando yo tenía 15 años y vos 21. Un momento en una noche que cualquiera en tu lugar olvidaría, y que hasta yo pensé que también podía enterrar pero hay cicatrices que duran para siempre.

Hay un antes y muchos después de esa noche. Una noche común, en un lugar común, en donde un chico y una chica se besaban, alejados del ruido de la fiesta. Un chico que quiere algo más, y una chica que se pone nerviosa y empieza a tratar de sacar las manos del chico de donde le molestan. Un chico que insiste, una chica que dice que no. Un chico que rompe las medias de nylon, y mete su mano a pesar del no. Una chica que se paraliza. Un chico que corre del medio la ropa interior para darle paso a su deseo. Una chica que no puede reaccionar. Un chico extasiado. Una chica esperando un milagro. Una puerta que se abre y grita el nombre del chico. Una mano que se corre, se arregla la ropa y deja a la chica en ese lugar. Desarreglada, desamparada, rota...

Primero pensé que era una lección lo que me había pasado. Una especie de límite para darme cuenta que no siempre podía manejar la situación. Después pensé que la culpable era yo, por haberlo provocado. Después sentí que no mi ¨no¨, no había sido lo suficientemente fuerte. De cualquier modo, mejor el silencio.

Desde esa noche decidí que nadie jamás me iba a decir que hacer. Que yo era dueña de mi sexualidad. Empecé a estar con todos los hombres que deseaba. Muchas mujeres me juzgaban, yo creía que era libre. No había amor, solo sexo. Nunca hablé de lo que me pasó, no quería que nadie me diga que fue mi culpa o que tengan lástima por mí.

Diez años después de esa noche tuve mi primer orgasmo amoroso. Yo, la mujer multi-orgásmica que cogía cuando quería a quién quería se sintió amada. Mientras me movía arriba de él sentía que mi cuerpo se entregaba, que todos mis poros se excitaban a la vez, y mi corazón latía tan fuerte que era imposible de manejar. Fui tan feliz que quise que ese instante se mantenga toda la vida. No lo logré. De algún modo solía espantar a los hombres, y él fue uno de los tanto que huyó de mi vida.

No me dolió tanto perderlo, porque al romperme el corazón me recordó que lo tenía. Me propuse cuidar ese sentimiento y encontré un nuevo amor. Creí que ya había dejado atrás mi pasado, pero resulta que hay cosas que siempre están adentro tuyo.

Si nos cruzáramos hoy en la calle y yo te ayudara a recordar quien soy te diría que ya no me duele la mano que se llevó mi inocencia. Que no me duele el silencio. Tampoco el sentimiento de culpa. Pero que no puedo perdonarte que hayas vivido en mí tanto tiempo. Que hayas estado rigiendo mi vida, que hayas sido una presencia a la cual yo tenía que demostrarle que era fuerte, que sin importar lo que me dolía podía seguir adelante. No puedo perdonarte, perdonarme haber estado tanto tiempo peleada con mi cuerpo, castigándolo con dietas, con pastillas, con extremas rutinas de gimnasio y con hombres penetrándolo para sentir que era deseable. Que me duele que me llevara 15 años darme cuenta que me alejé de mi corazón.

Y también te diría que no sos el único, que hay millones de hombres como vos que se olvidan de chicas como yo. Pero te agradezco, de algún modo, que me despertaras, por que desde ese día en que el miedo me silenció, lucho para que se escuchen esas otras muchas voces postergadas.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

que fuertes palabras.que fuerte la manera de contarlo.
me llego!

Anónimo dijo...

que bueno poder contarlo y saber que no soy la única

Anónimo dijo...

no sabria como empezar a escribir miles de cosas que nunca dije

Anónimo dijo...

fue como aliviar una carga mia leer esto...